QUEREMOS UNA ANTORCHA ABIERTA

QUEREMOS UNA ANTORCHA ABIERTA, NO ELITISTA, EN LA QUE TODOS LOS MIEMBROS DEL TALLER PUEDAN PUBLICAR SUS OBRAS SIN RESTRICCIONES. SOBRE TODO A LOS NUEVOS... ANIMO

jueves, 1 de marzo de 2012

UN DIA MEMORABLE


Salimos del bar entre ruido de cáscaras de cacahuetes pisadas y gritos de jubilo. Personas hasta ahora desconocidas intercambiaban sonrisas y alegres comentarios.  Mis suegros, mi santa, yo y nuestros hijos, reíamos en una insólita camaradería. Digo insólita porque no es fácil en este nuevo siglo de seres ensimismados en sus maquinas, ver tres generaciones tan dispares juntas en la calle, y aun mas, comunicándose con tan franca y sencilla alegría.
Fuera, en la tarde primaveral, se sentía una  especie de sordo clamor, gritos, bocinazos, cánticos, bombas de palenque…. Nos sumamos a la multitud que como si de una peregrinación se tratara, acudía a la plaza… pero no era una peregrinación solemne, ni triste, ni “espiritual” al uso… Era una imparable marea de alegría, en la que vacilaban y confraternizaban sin recelo recios chavalotes de botellón y calimocho con severos abuelos que habían aparcado su cachaza para otro día menos afortunado. Niños rescatados de los parques infantiles para la fiesta y adolescentes que habían olvidado momentáneamente a Alejandro Sanz o Britney Spears cantaban en confusa mezcolanza con adustos administrativos, audaces capitanes de empresa, o concienciados sindicalistas. Una caterva de chavales y algún que otro intrépido veterano se jugaban el físico botando y remojando su jubilo en la fuente del centro de la plaza coreados por la masa enronquecida. Madres que habían abandonado momentáneamente su protectora gravedad, levantaban a los niños más pequeños sobre sus cabezas para que no se perdieran detalle de aquel momento que todos intuían vagamente como algo irrepetible.
¿Qué ocurría en aquella pequeña y tranquila capital de provincia en el Finisterre europeo, que solo de vez en cuando atraía la atención de los medios a causa de las catástrofes ecológico-navales que sucedían en sus costas, para que de esta manera quedaran abolidas, aunque fuese un solo día, las diferencias sociales, culturales y generacionales?
¿Alguna apabullante victoria electoral? ¿Alguna improbable declaración de independencia? ¿Alguna  inauguración de cualquier “octava maravilla del mundo” arquitectónica por su alcalde-faraón? ¿Quizá la concesión de algún titulo de “Monumento-conjunto-histórico-artístico-patrimonio-de-no-se-que” por alguna institución internacional? Tampoco había ya guerras con las que se pudiera festejar un armisticio…
¿Qué había pasado?
Que un devoto patizambo brasileño, venerado por las placeras del mercado de San Agustín, suspendido unos eternos segundos en el aire de Riazor entre una nube de zagueros, cabeceo el balón a la red contraria. Delirio contenido en las gradas y en las calles, luego desbocado cuando su compañero holandés anoto el segundo gol que aseguraba la victoria y el paso a la historia de aquel 19 de Mayo.
¡¡¡El “Depor” campeón de liga!!!   ¡¡¡Y justo en el año 2000!!!
Ejem… Puede que a algunos “puristas” les parezca ridículo calificar de “Historico” un logro deportivo, y más en algo tan mercantilizado como el futbol. Pero… ¿Acaso es solo Historia la memorización de sangrientas batallas? ¿O que tal ejercito haya invadido cual país? ¿Quizá que  aquel gobernante fue derrocado por tal revolución? ¿O que tal Rey mando construir  aquel magnifico  monumento?
¿Acaso aquella tarde de comunión popular no merece un pequeño lugar en la historia? Muchos de los hechos que se recogen en la escrita con mayúsculas, tienen un origen y un desarrollo más banales que los de aquel día memorable del 2000.
En cuanto a la irracionalidad de la alegría producida por triunfos deportivos, ya es materia que queda para otros trabajos.

Ovidio
                                                                   

No hay comentarios:

Publicar un comentario