Pero ¿Qué pasa en
España? Todo el mundo dice, grita, despotrica, como si todos pudiésemos saber
de todo y… la mayoría no sabemos nada.
Las consecuencias
están a la vista de todos: Hemos convertido al país en un autentico gallinero
en el que lo importante parece que es cacarear, ser protagonista, creerse el
mas listo y estar en posesión de la razón. No escuchar y mucho decir, que es la
manera de equivocarse uno mismo.
¿No seria mejor hacer
todos una especie de cursillos de humildad, de respeto y de confianza en los demás,
sobre todo en quien nos gobierna, sea de la tendencia política que sea, aunque
no sea la mía?
De una manera
cansina, vemos en los medios de comunicación todos los días indefectiblemente
lo mismo. Si “A” dice blanco, “B” dirá negro, aunque no sepa de que va la cosa;
hay que oponerse por sistema.
Esta situación se da
a nivel político siempre, y el pueblo critica de manera inmisericorde y dice
que no es así como se debe hacer. ¡Ah! Pero lo mas sorprendente es que ese
pueblo, todos nosotros, hacemos lo mismo que nuestros representantes políticos
a los que criticamos todos los días. Los crucificamos todos los días y en todo,
hagan lo que hagan.
Nuestro país, aunque
no lo parezca, es una democracia, y si no me equivoco democracia quiere decir
gobernar con la mayoría de la opinión del pueblo.
Pues bien, si
elegimos un gobierno por mayoría popular, sea del color que sea, por cuatro
años. ¿No seria lo mejor respetar ese periodo de tiempo y dejar hacer, en vez
de poner palos en las ruedas? Hay que dar un margen de confianza, hay que dar
ánimo, hay que ayudar. Seria mejor para todos y dejaríamos de ser un gallinero,
que es lo que somos.
Estas cosas pasan
porque nos creemos mejores que todos los demás y que “yo se y los demás no
saben”.
Cuando criticamos al
gobierno nos estamos criticando a nosotros mismos sin darnos cuenta, porque ¿De
donde sale el gobierno? Pues de nosotros. No vienen de Marte o Júpiter, y
cuando vengan otros gobiernos será lo mismo.
Creo que sería
importantísimo que diéramos ánimo en lugar de críticas, de ofrecer ayuda en
lugar de poner siempre trabas. Sabemos que todos nos equivocamos y no hay que
pensar siempre mal.
Ahora, eso si, si al
cabo de cuatro años la mayoría opina que hay que cambiar, se cambia y listo.
Ese es el momento de opinar, mientras tanto es mejor que ayudemos todos.
Jaime Melendrez Zincke